Cándida: la importancia de actuar a nivel sistémico

Las mujeres pueden sufrir trastornos que involucran el área genital y que causan picazón, irritación, ardor y secreción anormal. Estos síntomas pueden ser la señal de problemas como la vaginitis, la candidiasis y la cistitis. Si estos trastornos generalizados no se tratan adecuadamente, pueden conducir a recurrencias o volverse crónicos.

Síntomas e incidencia

La Cándida vaginal es una de las infecciones íntimas más comunes y tiene un alto riesgo de recidivas. Se presenta con enrojecimiento, irritación, prurito intenso y es extremadamente molesta. En algunos casos, se asocia con secreción densa y dolor. Se estima que 3 de cada 4 mujeres se ven afectadas por Cándida vaginal al menos una vez en su vida y que, aproximadamente la mitad de las mujeres que han tenido un primer episodio, experimentan una recidiva.

Las causas

La principal causa de los trastornos íntimos femeninos es un desequilibrio de los componentes de la microbiota del intestino: por lo tanto, el intestino representa tanto el origen de la infección primaria como la fuente de infecciones recurrentes posteriores.

En casi todos los casos, la Cándida vaginal es causada por el hongo Candida albicans, un microorganismo normalmente presente en el tracto gastrointestinal. Candida albicans, en presencia de un sistema inmunológico bien equilibrado, coexiste tranquilamente con el individuo, habitando las mucosas intestinales sin causar ningún trastorno. Cuando la efectividad del sistema inmune disminuye, Candida albicans se convierte en su forma patógena: prolifera excesivamente y, día tras día, a través de la diseminación de esporas y toxinas, se vuelve sistémica y crea alteraciones en áreas anatómicas distantes del lugar de origen.

Muchos factores pueden determinar la transformación de Cándida: entre las causas más comunes se encuentran la ingesta de medicamentos, en particular antibióticos, antifúngicos y cortisona, el uso de la píldora anticonceptiva y situaciones de estrés prolongado. En general, la transición de Cándida de su forma inofensiva a la forma patógena ocurre cuando el organismo se debilita y pierde su capacidad de "controlar" la microbiota intestinal.

Cándida y nutrición

Una dieta incorrecta es uno de los principales factores que favorecen la aparición de infecciones íntimas: una dieta rica en azúcares favorece el desarrollo y la proliferación de Candida albicans y facilita su transformación hacia la forma patógena. Cándida es, de hecho, un hongo que se alimenta casi exclusivamente de azúcares y carbohidratos refinados.

El tratamiento para la resolución de la infección por Cándida siempre debe ir acompañado de un estilo de alimentación específico, enfocado en debilitar el hongo y restaurar el equilibrio de la microbiota intestinal: es una condición indispensable para evitar recaídas y lograr la salud y el bienestar a largo plazo.

En caso de Cándida vaginal, además de azúcares, leche de vaca y todos los productos lácteos que la contengan, también se debe evitar la carne, los productos fermentados y ricos en levaduras, los alimentos industriales, conservados y procesados y los alcoholes: todos aquellos alimentos que alteran el equilibrio de la microbiota intestinal o irritan las mucosas. En caso de Cándida, también se debería limitar el consumo de café y té: de hecho, las bebidas que contienen cafeína estimulan la liberación de reservas de azúcar presentes en el hígado, causando un rápido aumento en los niveles de glucosa en sangre y proporcionando nutrientes a la Cándida.

Entre los alimentos a preferir se encuentran aquellos con acción desintoxicante (hinojo, apio, tomate, rúcula, coliflor, col, brócoli, rábano, espinacas, achicoria, cardos, alcachofas, endivia, diente de león y alcachofa de Jerusalén), con acción antiinflamatoria (aceite de oliva virgen extra, aceite de lino, dorada, sardinas, lubina, salmonete, caballa) y propiedades antimicrobianas (jengibre, tomillo, orégano, mejorana, romero, cebollino, cúrcuma, curry, canela, ajo, puerro y cebolla).

La Cándida se debe tratar a 360 grados

La Cándida vaginal a menudo se trata sólo localmente: intervenir exclusivamente en los síntomas y en la manifestación externa sin actuar sobre el origen del problema no resuelve el trastorno, sino que aumenta el riesgo de recurrencia.

Sin embargo, para resolver el problema es necesario emprender un camino que tenga en cuenta todos los aspectos del problema, trabajando simultáneamente en varios niveles:

• una integración que, gracias a una acción antimicrobiana natural eficaz y a la capacidad de estimular el sistema inmunológico, actúe sobre la Cándida en el intestino y apoye las defensas fisiológicas;
• la integración de bacterias del ácido láctico para promover la restauración del equilibrio intestinal;
• una dieta correcta, que elimine todos los alimentos que promueven la proliferación de Candida Albicans, y promueva en su lugar aquellos que pueden ayudar al reequilibrio del intestino y del cuerpo en general.