Los problemas osteoarticulares y musculares, caracterizados por dolor, más o menos intenso, acompañado de rigidez y dificultad para moverse, constituyen la causa más frecuente de consulta al médico de cabecera.
Aproximadamente el 30-40% de las molestias que los pacientes mencionan a su médico son dolores agudos, que con mayor frecuencia afectan a la espalda, el cuello y los hombros, y pueden ser consecuencia de un trauma o de una fatiga muscular (a menudo relacionada con actividades deportivas, laborales o posturas incorrectas).
Pero, ¿existe alguna relación entre la alimentación y los dolores articulares? En este artículo veremos cómo el consumo de ciertos alimentos puede empeorar o mejorar el estado de inflamación física.
Dolores osteoarticulares y musculares: ¿cuál es el papel de la alimentación?

Las problemáticas músculo-tendinosas
Contusiones, desgarros, contracturas, tendinitis, esguinces, cervicalgia, tortícolis, lumbago, “codo de tenista”, “rodilla de lavandera”, etc: todas son problemáticas caracterizadas por dolor agudo intenso, sufrimiento muscular, inflamación, gran dificultad para moverse, rigidez.
Sin embargo, normalmente tienen un curso de medio a corto plazo: una vez superada la fase aguda, pueden volverse crónicas (si no se resuelven las causas de raíz y se eliminan los factores predisponentes).


Las problemáticas osteoarticulares
Artritis, periartritis, artrosis y luxaciones se caracterizan por dolor persistente invalidante, rigidez, limitación funcional, edema y tumefacción. Normalmente tienen un curso de medio a largo plazo: en la mayoría de los casos, se trata de patologías de curso crónico y evolutivo que pueden llevar a alteraciones funcionales.
Entre las patologías dolorosas del aparato musculoesquelético, que presentan dolor persistente e invalidante, también hay la lumbociática y el síndrome del túnel carpiano, problemáticas muy dolorosas causadas por la inflamación de los nervios (el nervio ciático y el nervio mediano, respectivamente).
¿Qué alimentos pueden empeorar los dolores articulares?
Cada vez hay más estudios científicos que muestran la relación entre la alimentación y las problemáticas osteoarticulares y/o musculares, especialmente cuando estas son recurrentes o de carácter crónico y evolutivo. Algunos alimentos actúan en el organismo con un mecanismo “proinflamatorio” contribuyendo a empeorar la sintomatología dolorosa-inflamatoria que caracteriza a estas afecciones.
Alimentos a limitar y que es mejor evitar en caso de dolores articulares:
- Carne roja, embutidos, charcutería
- Snacks, patatas fritas, bebidas alcohólicas, pastelitos, edulcorantes
- Productos industriales preparados con grasas hidrogenadas y aceite de palma
- Leche y lácteos
- Alimentos con alto índice y carga glicémica: carbohidratos refinados (pan blanco, pasta blanca y productos derivados de la harina blanca), palomitas, bebidas azucaradas, azúcar, dulces, helados, etc.

¿SABÍAS QUE, limitando el consumo de gluten, el cuadro inflamatorio podría verse beneficiado?
Preferir el consumo de alimentos sin gluten como arroz, mijo, quinoa y trigo sarraceno.


¿Qué alimentos son buenos para nuestras articulaciones?
Hay varios alimentos que podemos elegir en caso de dolores articulares y que favorecen el bienestar del aparato locomotor:
- Verduras de hoja verde, ricas en nutrientes beneficiosos
- Fruta, especialmente los frutos del bosque, que son una valiosa fuente de vitaminas y minerales, pero lo más importante es que contienen pigmentos vegetales llamados antocianinas, que dan el color característico a estas frutas y contribuyen a limitar la inflamación
- Nueces, almendras, avellanas, semillas de chía y de lino que, gracias a su contenido de grasas saludables, ayudan a limitar la inflamación, pero siempre sin exagerar con las porciones. En referencia a las “grasas buenas”, se encuentran en cantidades considerables en el aguacate, un fruto muy popular, y en los aceites vegetales prensados en frío (aceite de oliva virgen extra, aceite de lino, aceite de cáñamo para uso alimentario)
- Pescado azul (sardinas, caballa, salmón, etc.), una fuente valiosa de ácidos grasos Omega-3, conocidos por su acción antiinflamatoria
- Legumbres, ya que son alimentos fuente de fibra y otras sustancias que ayudan a limitar la inflamación
- Carbohidratos complejos, como cereales integrales, arroz, trigo sarraceno, mijo, quinoa, avena, espelta, cebada
- Chocolate negro, al menos al 75%, siempre respetando las porciones y sin exagerar
Una vez planificado el menú, lo ideal es adoptar algunos buenos hábitos y hacer que formen parte de la rutina cotidiana.
Es fundamental un adecuado aporte hídrico: un adulto de 70 kg debería tomar, mínimo, 2 litros de líquidos.
Beber agua, infusiones de hierbas, extractos de verduras y frutas es útil para favorecer la “limpieza” de las toxinas que alimentan el «fuego» inflamatorio.
